La práctica del tenis en verano es una forma de mantenerse activo y saludable durante las vacaciones. Sin embargo, las altas temperaturas del periodo estival aumentan el riesgo de sufrir mareos, náuseas, vómitos y desmayos. Estas amenazas no distinguen entre amateurs y profesionales. Sirva de ejemplo lo ocurrido a la tenista española Paula Badosa en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, donde un golpe de calor la obligó a retirarse durante su partido frente a la checa Marketa Vondrousova.
Cuando el calor sofocante se suma al estrés, sucesos como el de Badosa no son infrecuentes; Nicola Kuhn y Ugo Carabelli también vivieron esta situación en fechas recientes. Los jugadores aficionados son especialmente vulnerables a esta combinación de factores, pues a diferencia de las estrellas del circuito profesional, carecen de personal sanitario a sólo unos metros de distancia, dispuestos a asistirles en casos de emergencia.
Por esta razón, el sentido común recomienda que se adapten las rutinas de entrenamiento y se tomen una serie de medidas de precaución, como las detalladas en las siguientes líneas.
Estas 4 recomendaciones te ayudarán a practicar tenis en verano sin riesgos
Evitar las horas más calurosas del día
Entre junio y agosto las pistas de tenis, salvo las indoor, alcanzan temperaturas extremas durante las horas centrales del día. Esta franja horaria, generalmente de 12 de la mañana a 6 de la tarde, debe ser evitada a toda costa, pues el termómetro puede rebasar los 40 grados. En su lugar, se priorizarán las primeras horas de la mañana y las últimas de la tarde. De este modo, jugar al tenis en verano será más disfrutable y se reducirá el riesgo de fatiga y de insolación, perjudiciales en niños y en adultos por igual.
Indumentaria de tejidos transpirables
Las principales marcas de ropa deportiva destinan millones a la investigación y desarrollo de prendas capaces de combatir el calor y la sudoración. Buen ejemplo de ello es la tecnología Gel-Cool de Asics, la línea DRI-FIT de Nike o las prendas Climalite de Adidas. Y es que disponer de ropa adecuada para jugar al tenis puede marcar la diferencia entre un rendimiento óptimo y otro deficiente.
Tanto en el circuito profesional como en un campamento de tenis en verano, se recomienda optar por camisetas y pantaloncillos o faldas de poliéster y algodón, con una óptima transpiración, frescura y comodidad. Respecto al calzado, las zapatillas al uso son adecuadas, procurando que no ocasionen ampollas ni rozaduras. Por otra parte, las cintas absorbentes, las gorras y viseras o las muñequeras de tenis proporcionan un plus de protección contra el sol que no debe desdeñarse.
Hidratación constante
Aunque sea un consejo de Perogrullo, hidratarse con regularidad es un hábito indispensable para lidiar con la sequedad ambiental y la pérdida de líquidos mediante la sudoración. El ser humano está formado en un 60% de agua, y la práctica de cualquier ejercicio físico, como el tenis, aumenta la necesidad de reponer sus reservas.
Además de un surtido generoso de botellas de agua mineral, los tenistas deben contar con bebidas isotónicas, juntamente con el avituallamiento necesario (Nadal y otros astros del tenis consumen una pieza de fruta ligera durante los descansos). En cambio, las bebidas carbonatadas y energizantes son una pésima elección para hidratarse antes o durante los partidos. Sin lugar a dudas, esta es una de las recomendaciones para hacer ejercicio en verano más repetidas y que no todos siguen al pie de la letra.
Tierra batida frente a pistas rápidas
Idealmente, las pistas indoor son la mejor elección para practicar deporte en verano gracias al uso de sistemas de climatización y a las instalaciones cubiertas. La mayor parte de los jugadores, sin embargo, deberá conformarse con pistas al aire libre.
Para minimizar los efectos del calor, la tierra batida es una superficie más conveniente que la pista dura, que se calienta más rápidamente que la arcilla, dado que este material se riega con relativa frecuencia para que el viento no altere su uniformidad. Esta humedad superficial hace que la actividad física sea menos sofocante en meses como junio, julio y agosto.
